lunes, 31 de agosto de 2009

los perros sienten...



El Dr. Marc Bekoff, doctor en etología y experto en conducta animal, afirma que los animales tienen las mismas emociones que nosotros, pero las expresan de modo distinto. Los animales se enamoran, se ponen felices, muy tristes, lamentan la pérdida de un ser querido, celebran un reencuentro

Muy posiblemente hayas observado qu tu mascota sabe cuando uno se siente mal, y se queda al lado de la cama un mes sin moverse si es necesario. Sabe pedir lo que necesita y cuando alguien habla mal en frente de él, lo nota inmediatamente y se aleja.

”No me importa saber si un animal puede razonar. Sólo sé que es capaz de sufrir y por ello lo considero mi prójimo” Mahatma Gandhi

Mucha gente ahora sí cree que los animales tienen emociones, está cambiando muy rápido, pero aún queda cierta gente arrogante que piensa que sólo los humanos las tienen.

De hecho, hay un pequeño problema de equilibrio; hay sitios donde la gente trata a sus mascotas como seres humanos, y las viste incluso, y otros, donde lo hacen como si no fueran ni seres vivos… No deberíamos vestirlos, definitivamente, ni tratarlos como personas, sino como los seres que son.

¿Pueden, las mascotas, acabar desarrollando más su inteligencia por convivir con personas?
La ciencia nos proporciona cada día más información sobre lo inteligentes y emocionales que son los animales, pero difìcilmente los perros o los gatos sean nunca tan inteligentes como los humanos; no como especie. El hecho de vivir con nosotros hace que sean más listos, de forma individual, digamos. Pero como especie tendría que hacerse una selección no natural, en un laboratorio para que se reprodujeran sólo los más inteligentes, como se ha hecho con los ratones, y entonces sí, se ha conseguido que unos sean notablemente más listos. No obstante, a muchos sòlo les interesa saber sobre cómo son ellos, cómo es ser, o sentir como un chimpancé, o como un pájaro; entenderles por quienes son, no como un reflejo de los humanos.

Un pájaro, un chimpancé o un perro tienen las mismas emociones que nosotros, pero las expresan de otro modo. Pero los animales se enamoran, se ponen felices, o muy tristes, o lamentan la pérdida de un ser querido, celebran un reencuentro….

¿Y entienden nuestros sentimientos?
Sí, las emociones son las que nos permiten comunicarnos entre especies, nosotros los entendemos a ellos y ellos a nosotros. Yo he estado con elefantes salvajes y es muy fácil entenderles. Ellos utilizan el olor, o el sonido, otros sentidos; pueden entendernos oliéndonos, saben si tenemos miedo, por ejemplo, no sólo a través de la vista. Se suele decir que «ver es creer» pero oler o escuchar también es creer.

Los animales ¿Distinguen el bien del mal?
Si, saben la diferencia; y tienen sentido de la justicia: la ‘justicia salvaje’. Cuando juegan, saben jugar limpio, compartir comida. Aunque tienen su propia personalidad, algunos son más tímidos, otros intentarán hacer trampas, aunque sepan la diferencia eligen, como nosotros, hacerlo bien o mal.

¿Y se disculpan?
Sí, sí se muerden muy fuerte, por ejemplo, a través de su comportamiento expresan que lo sienten, que no era su intención y que mejor ser amigos; y perdonan también. Es muy importante para vivir en grupo, necesitan cooperar.

¿El premio y castigo es un buen método para que aprendan lo que está bien o mal en nuestro mundo?
Deberíamos utilizar solo el refuerzo positivo; el castigo no funciona muy bien. Les hace sentir miedo y pierden la confianza en nosotros. Y la convivencia se basa en la confianza mutua.

¿Qué beneficios tiene para el ser humano esa convivencia?
Vivir con perros, gatos y demás es bueno para ellos y para nosotros. Cuando una persona acaricia a un perro, ambos experimentan un descenso en sus pulsaciones, en su tensión arterial; es relajante o placentero para los dos. Y se nota a nivel físico, no sólo emocional.



Anima Naturis
30/08/2009

en http://www.proyectogeo.com

sábado, 29 de agosto de 2009

encontramos perrito fox-terrier



estamos buscando a la familia de este perrito.
esperamos que se reencuentren pronto.
entretanto, quizás alguien pueda darle un lugar en su casa.

contactarse al 02982 495481
calle 28 e/15 y 17 - claromecó

sábado, 8 de agosto de 2009

la fuerza del proceso de socialización en el gato




Rubén Gatti (*) Médico Veterinario

Durante los días de Semana Santa del año 2007, estuve visitando la reserva natural de la Laguna del Iberá en la provincia de Corrientes. Es un lugar maravilloso que está a 100 km por un camino de ripio y tierra de la ciudad de Mercedes. Allí sobre la costa norte de la laguna se encuentra la colonia Carlos Pellegrini, un pequeño pueblito de 700 habitantes, donde se puede obtener alojamiento y hacer los paseos de avistaje de una enorme cantidad de flora y fauna silvestre. Normalmente se ven yacarés, carpinchos, ciervos, monos y una infinidad de aves de todo tipo y tamaño. Desde ya que los aficionados a la flora también tienen su paraíso.
Dentro de este paraíso, hubo un animalito que me sorprendió. El último día, estaba charlando con uno de los guarda parques que tienen su base a la entrada de la laguna, y apareció una hermosa gata montés, que según ellos, los visitaba asiduamente, sobre todo en estos días ya que había tenido cría y trataba de conseguir comida de sus amigos humanos.
En cuanto la vi pasar, quedé más que sorprendido ya que es muy difícil, casi imposible ver a estos felinos en la naturaleza y mucho menos paseando tranquilamente en un lugar lleno de humanos. Las pocas veces que he podido ver un gato montés vivo, ha sido en la jaula de algún zoológico.
Entonces me contaron la historia, esta gata había sido adquirida de muy pequeña por una familia de Mercedes, que la crió a mamadera con lo cual se deduce que se produjo una muy buena socialización de esta gatita con los humanos de la familia, todo anduvo bien hasta que llegó a alrededor de los 6 meses de edad, en ese momento los gatos tienen un fuerte impulso a desarrollar su actividad cazadora, y esto es independiente de que tengan o no hambre, o sea que aunque hayan comido muy bien, el instinto cazador no lo pierden y si tienen la oportunidad van a tratar de cazar cualquier cosa que ellos consideren que es una presa.
Entonces parece que comenzaron a desaparecer algunas gallinas del vecindario y como es de imaginar los vecinos se dieron cuenta enseguida de quien era el responsable.
Entonces la familia decidió llevar la gatita al puesto de guardaparques de la laguna del Iberá y se la dejaron a ellos, en total libertad.
Cualquiera hubiera pensado que al dejar la gata en este medio natural se habría internado en el monte y no se hubiera visto nunca más, pero no fue así ya que la gata ahora hace su vida como más le gusta, está un tiempo en el monte que rodea a la laguna y otro tiempo está con los guardaparques que la llenan de mimos (y también de comida). Pero la gata sigue cazando en la zona por lo cual es obvio que su motivación para acercarse a los guardaparques no es la comida sino su compañía.
A consecuencia de esta historia me puse a pensar en lo importante y fuerte que es la socialización temprana de los felinos.
Quiero aclarar que no estoy propiciando el mascotismo o sea la tenencia doméstica de especies salvajes ya que soy un enemigo de estas prácticas, pero me impresionó la impronta que dejó la socialización de esta gatita como una marca a fuego que se mantiene con el tiempo.
Según las investigaciones del etólogo de felinos el Dr. Patrick Pageat, durante las primeras semanas de vida, el gatito pasa por un período llamado de socialización, donde aprende fundamentalmente a relacionarse con el medio que lo rodea y sus integrantes. El período de socialización al humano comprende desde la 2ª a la 7ª semana de vida y se observó que en ese tiempo se debe manipular por lo menos 40 minutos diarios y es más efectivo si intervienen varias personas.
Esto hará que el gato cuando sea adulto, tenga una buena relación con los humanos de su entorno y en general con cualquier humano, o sea no se va a esconder ni lo va a agredir y tratará de buscar su compañía. Estos gatos permitirán el contacto físico, las caricias y se relajarán y harán su clásico ronroneo en las faldas de sus amigos humanos.
También es importante que haya contacto con humanos pequeños, los niños pueden ser considerados como otra especie (tanto para el gato como para el perro), por lo cual se deben relacionar tanto con adultos como también con niños. Obviamente que también hay que enseñar a los niños como se debe tratar a un ser vivo para evitar que los lastimen o que se sientan agredidos, lo cual puede producir que el gato huya de ellos en el futuro.

En base a este período de socialización siempre recomiendo a los nuevos propietarios de gatitos domésticos, que comiencen a hacer todas las manipulaciones posibles como cepillado, bañado, corte de uñas, etc. Porque estas actividades de aseo general refuerzan la relación con su propietario, el gatito sentirá que la persona que realiza esta tarea es como su segunda madre. Y además estas tareas se harán fácilmente cuando el gato crezca porque ya se habrá familiarizado con ellas.

Co-Fundador de la Asociación Argentina de Medicina Felina
Artículo publicado en la revista Veterinaria Argentina Vol. XXIV Nº 236, Agosto 2007