lunes, 25 de abril de 2016

'cuidemos la naturaleza', entrevista a gabriel francia - biólogo marino -

CUIDEMOS LA NATURALEZA
por Stella Maris Gil


Las costas tienen su historia y sus personajes. Sobre sus arenas y rocas hay gozos, hay vidas, acontecimientos, cambios y errores de los humanos, están los animales y cientos de elementos que por ahí transitan.

También hay estudiosos preocupados por la conservación del medio ambiente como lo es Gabriel Francia, biólogo con orientación marina. Nativo de Tres Arroyos, él se dice "medio residente de Claromecó y medio de Costa Rica". Gabriel es un estudioso de la contaminación en nuestras costas y sus aportes sobre el tema son valiosos. En la actualidad pertenece a la Asociación Vida Verdiazul.


En los fundamentos de la misma se lee: "Nuestra asociación es un grupo independiente no gubernamental sin fines de lucro, nacida en 2010. Nuestra meta es velar por la conservación de los ecosistemas amenazados y contribuir con el bienestar de las comunidades que dependen de ellos. Nuestra sede se ubica en Playa Junquillal de Santa Cruz, Costa Rica y desde 2001 trabajamos por la conservación de las tortugas marinas y de la cuenca del río Nandamojo".

La vida profesional de Francia se resume en esos conceptos, enriquecidos por sus viajes, como lo fue su estancia en la Antártida de más de un año en la estación científica Teniente Jubany (hoy Carlini), donde realizó diversas prácticas como científico, en especial sobre mamíferos y aves. Sus prácticas se continúan con la necesidad de preservación de las tortugas marinas. Claromecó lo recibe todos los años.

Lito y Yola Francia, sus padres, construyeron en Dunamar su casa de descanso cuando estaba casi despoblado, la playa era mucho más ancha y no había habido avance urbano sobre las dunas para robarle espacio al mar. Por aquellas épocas pocos veraneantes llegaban a esta zona, don Pino y su señora, y también doña Lola, entre otros.

"Desde el porche -recuerda Yolanda- nos sentábamos a mirar las pocas gentes que estaban en las playas, veíamos los barcos pasar, con sus luces parecían pueblos flotando, ¡una belleza!, la luna y el amanecer". En esa atmósfera sus tres chiquitos jugaban en los médanos, en especial Gabriel, "siempre buscando cosas" en ellos y tal vez perfilando al futuro biólogo.

Esas vivencias sin duda lo definieron como hombre de estar en la naturaleza y buscar el modo de su preservación y por lo tanto, de generar una vida saludable para los humanos y para los otros seres vivientes que transitan este planeta.

Las gaviotas

Alguna vez, en las charlas del recreo en la sala de profesores de la sección nocturna del Colegio Nacional, a fines de la década de los 80, pude conocer los estudios que realizaba para elaborar su tesis universitaria que versaba precisamente sobre el comportamiento animal en especial la de la gaviota cocinera, el gaviotón que revolotea entre San Cayetano y Necochea en el arroyo Zabala, aquellas que se alimentan de los residuos que se tiraban épocas pasadas al mar desde los barcos o en los basurales.

En sus observaciones estaban esas gaviotas que revuelan cerca de nosotros cuando las observamos desde nuestras sombrillas, las que se alimentan cuando van al norte y luego cuando pasan por el sur en busca de cangrejales "las ves pasar por allí".

Pude apreciar lo que ellas nos dicen a través de sus diferentes colores, su forma de vida comunitaria. Comenta Francia: "La más común que anda en los campos, las lagunas y la costa tiene la cabeza negra, el capucho café, son las que normalmente pueden aparecer acá". Y dice que "uno asocia las gaviotas a la libertad, al espíritu libre, las ves en el mar, siempre volando, volando... otras aves no se muestran tanto... Son sociables, andan en grupos, en bandadas; en consecuencia tienen una conducta más elaborada, diferente a las que andan en forma solitaria, poseen, un buen sistema de comunicación".

Rastros

El científico deja sus rastros en el transcurrir de la región. Basta con visitar el Faro. En la entrada, nos encontramos con el esqueleto de una ballena. ¿Cómo fue que está allí?

El relato nos lleva al año 1989, cuando en el frío invierno una gran ballena apareció muerta a orillas del mar, más o menos a "10 kilómetros al este del faro".

"Apareció entera, dada vuelta, panza arriba. Hubo alguien que le hizo un tajo en la panza para ver qué tenía... otro le arrancó la cola". Gabriel y un grupo de vecinos se movilizaron y durante casi dos meses fueron acondicionando al animal para poder luego trasladar sus huesos y rearmarlos.

No quiere olvidar los nombres de los que realizaron la epopeya, término que parece excesivo, pero se justifica porque no es agradable descarnar un animal, "el hedor que no se iba de las manos" a pesar de la higiene, el frío, el viento de Claromecó, las aguas. Sin embargo pudieron completar su trabajo.

"Se organizaron para un fin noble, un esqueleto para un Museo", que luego se ubicó en el faro.

Estaban Juan Macellari, Alberto y Adrián Bruno, Alberto Borelli, Rodolfo Fangauf, Liliana Uberífero, Chichín Hiriart. Por más breve tiempo ayudaron el ruso Robles y Víctor Dubovick, delegado municipal en esa época. También Cacho Iturricastillo.

Posteriormente se llevaron los restos a un campo y allí intervinieron los chicos del Secundario a limpiar los huesos. "Es el único registro que hay en el Cono Sur, o en Argentina de esa especie tropical (Rorcual de Bryde)". Extraña su presencia en esta zona porque no migran grandes distancias.

Los huesos alineados sobre el piso del Faro son el testimonio de ese hallazgo y el video que reconstruye los trabajos está en el Museo Aníbal Paz.

En clase también se puede

Francia ejerció la docencia en el Instituto Secundario de Claromecó, a partir de 1987/88. Logró la conexión de sus alumnos con la naturaleza y allí salían para explorar, para conocer, para interpretar lo que nos quiere decir la madre tierra y lo que los humanos deben hacer para su conservación.

Extendió su trabajo a un par de colegios en Tres Arroyos y en un breve bachillerato de adultos que existió en Claromecó (1993-2003) por la iniciativa de dos entusiastas como Norma Abad y Miguel Martín. Entre los profesores estaban Francia, Carlos Carabio, Beatriz Merlo, Juan Abad, Néstor Castro, Humberto Picone, Gustavo Parisi, Alberto Foulkes, Miguel Martín y algunos más que no recuerda. "Dábamos muchas materias -dice- porque no había profesores para cada una, por la nocturnidad y gratuidad. Era muy agradable. Trabajamos gratis" a pesar de que no se pudo conseguir una subvención del Estado.

Vida animal

Nuestras costas cobijan aún una fauna bastante rica a pesar de los ataques que nosotros, los humanos les hacemos. "Acá hay tortugas marinas, no anidando, alimentándose, sí", explica.

"La tortuga marina se dispersa hasta el sur de Claromecó", continúa Gabriel. "Yo he trabajado con dos especies de ellas, una es la tortuga verde del Atlántico, la otra es gigante, el reptil más grande de peso marino, 800 kilogramos". Agrega con mucha preocupación que "casi todas las variables biológicas están para atrás" y alude al impacto del fenómeno de El Niño, pero "el Atlántico se ha favorecido en ciertos sectores por ejemplo con las medusas que es el alimento de estas tortugas gigantes" que ojalá no desaparezcan, porque por algo están en esta Tierra.

"La franja medanosa todavía es el último reducto de Tres Arroyos donde podés encontrar, un carpincho, un coipo, ñandúes, un puma que anda de 20/30 Km patrullando de noche, buscando comida, de Dunamar a Reta. Los zorros caminan menos, acá nomás hay una familia de cinco, vienen a comer".

Para pensar

Gabriel hace docencia con su trabajo, con sus escritos, con su estilo de vida, con sus investigaciones; como dice Borges, "las filas de tortugas en el tiempo".

En la revista claromequense elaborada por un grupo de jóvenes denominada "Punto C" deja explícito su proyecto: "Se trata de modificar profundamente nuestro comportamiento en el entorno, necesitamos conocer y reflexionar más sobre los procesos en los que participamos como seres vivos; pero por sobre todas las cosas debemos perder el miedo y mirar con más afecto a nuestros vecinos de hogar, humanos y no humanos. El cambio seguramente llegará desde el amor y desde el entendimiento de que todos somos parte de la vida".



de: lavozdelpueblo.com.ar - 24/04/2016