lunes, 29 de diciembre de 2014

lagartija de las dunas, especie originaria en extinción

Conservación de ecosistemas a través de íconos de su fauna

Científicos platenses llevan adelante un trabajo de divulgación sobre los pastizales costeros y serranos


Lagartija de las dunas. FOTOS: CONICET/ Hernán Povedano/ Federico Kacoliris/ Melina Velasco

Lagartija de las dunas. Conservación de una especie carismática y Pastizales serranos del Sistema de Tandilia, publicados en 2012 y 2013, son dos libros que resumen parte del trabajo de la Sección de Herpetología de la División Zoología de Vertebrados del Museo de La Plata, y la prueba del importante lugar que allí se le dedica a la divulgación científica.

Los protagonistas son reptiles y anfibios característicos de ciertos ambientes sobre los que se pretende informar y crear conciencia. “Elegimos animales de rasgos simpáticos, que nos sirven como disparador para hablar indirectamente de otra cosa: los pastizales costeros y serranos”, explican Federico Kacoliris y Jorge Williams, investigador y profesional principal del CONICET, respectivamente.

En este sentido, Williams explica que “es una estrategia de conservación llamada especies-paragua que se utiliza en todo el mundo, y que apunta a la preservación de un ecosistema a partir de la protección de un animal que lo habita”. Asimismo, señala: “En otras partes los íconos de un ambiente son el oso panda o el elefante. Funciona porque la gente tiende a apropiarse más de un ser vivo carismático que de un entorno. En la región pampeana las lagartijas y reptiles pequeños dan muy buenos resultados”.

La lagartija de las dunas es un animal pequeño que puede medir como máximo 65 milímetros desde el hocico hasta el comienzo de la cola. Su dorso es del color de la arena, lo cual le permite mimetizarse con el paisaje y tiene, entre otras, la capacidad de desprenderse de toda o una parte de su cola para utilizar como señuelo ante una posible amenaza, aunque sólo puede hacerlo una vez.

El pastizal serrano y el costero de la provincia de Buenos Aires son los territorios de estudio del equipo de expertos, que se completa con Diego Di Pietro, becario del CONICET. El primero consiste en un área dominada especialmente por gramíneas, es decir pastos. Su relieve en forma de islas ha facilitado el origen de especies propias, a las cuales se han sumado otras llegadas de afuera, una situación que lo ha convertido en una de las áreas con mayor diversidad en la región pampeana. Por su parte, el costero se conforma por la combinación de dunas y sectores con más o menos humedad en los que crecen distintas comunidades vegetales.

Los libros, publicados en colaboración con un grupo de investigación de Instituto Multidisciplinariosobre Ecosistemas y Desarrollo Sustentable de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN, Tandil) y la Agencia de Conservación de Pastizales Neotropicales (NGC por sus siglas en inglés), han sido distribuidos gratuitamente en establecimientos educativos, ONGs y organismos públicos de los municipios bonaerenses del Partido de la Costa, Villa Gesell y Monte Hermoso. El próximo texto tratará sobre la iguana de cobre, una especie que sólo vive en Sierra de La Ventana.

Los científicos explican que todos los animales mencionados se encuentran “en una situación preocupante de conservación, debido especialmente a la presión antrópica bajo la cual se encuentran sus hábitats”. Plantación de especies exóticas como pinos o eucaliptus, extracción de arena y piedra, y construcciones por fuera de lo permitido son algunas de las cuestiones que los especialistas enumeran. “Además –señala Williams- algunos ejemplares son endémicos, es decir que viven en un área muy restringida, ya sea de médanos o de sierras, entonces a medida que ese ambiente se va alterando y reduciendo, también lo hacen sus posibilidades de supervivencia”.

En este momento, el grupo de trabajo avanza con un análisis sobre el valor de dichas áreas en términos de diversidad de anfibios y reptiles, como para poder plantear sugerencias de conservación. “Existen alternativas como pasajes para fauna por encima de las rutas. También podría pensarse en edificaciones palafíticas, es decir, sobre pedestales, para que estos pequeños animales pasen por debajo”, postulan.


de: http://www.laplata-conicet.gov.ar/ - 13/03/2014


LAGARTIJA DE LAS DUNAS Liolaemus multimaculatus
UNA ESPECIE ORIGINARIA EN EXTINCIÓN

Investigadores revelan que está en peligro la lagartija de las dunas


La reducción de los médanos en las playas, provocada por la acción humana, amenaza también a toda la flora y la fauna de la zona costera.

La expansión de las ciudades, la incontrolable extracción de arena, la ampliación del uso de cuatriciclos, la plantación de especies exóticas, como pinos y acacias, entre otros factores, han provocado en los últimos años la reducción de las dunas de la costa bonaerense en un 30%. Esta situación pone en peligro la flora y la fauna originales del lugar. Amenazada de la misma manera que la almeja amarilla y otras tantas especies de nuestras playas, la lagartija de las dunas reclama atención. Investigadores de la ciudad de La Plata determinaron que es necesario y urgente proteger a la lagartija de las dunas, animal originario del lugar.

Jorge Williams, profesor titular de Herpetología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y Federico Kacoliris, investigador del Conicet, difundieron los resultados de sus trabajos en las comunidades de la costa bonaerense para concientizar a autoridades y vecinos sobre la necesidad de preservar los médanos y su entorno.

“La lagartija es una especie endémica de las dunas costeras pampeanas argentinas y, por su distribución, sólo se las puede encontrar en la costa de Buenos Aires y en una porción de la rionegrina. Es, también, uno de los representantes más carismáticos y por eso más fácilmente identificables de la fauna de los arenales, hoy amenazados”. Los profesionales dan un dato preocupante: “Sólo en los últimos años se perdieron en la provincia más de 30.000 hectáreas de dunas por el avance de la construcción, la extracción de arena, la proliferación de especies exóticas y el uso de cuatriciclos”.

La incesante desaparición de esta especie brinda a los profesionales información de suma importancia: se está perdiendo la conexión de unas con otras, es decir, hay una pérdida de la variabilidad genética. “En la costa hay reservas, como la de Mar Chiquita, donde la especie puede hacerse más resistente pero el peligro es que las comunidades que allí residen se transformen en islas desconectadas de otras y, a partir de eso, cada vez más vulnerables”, dijo Williams. La lagartija es parte esencial del ecosistema de los arenales. Ella se alimenta de insectos y es alimento de aves, culebras y pequeños mamíferos.

El trabajo de investigación comenzó hace quince años. Desde niño, Williams iba de vacaciones a Santa Teresita. Con los años, el profesional notó que ya no veía los reptiles con tanta frecuencia. Willliams, Kacoliris y un grupo de voluntarios de la facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP estudiaron la situación para medir la densidad poblacional de las comunidades de lagartijas de las dunas, investigar particularidades de su hábitat e indagar en su comportamiento.

Las investigaciones fueron realizadas en Punta Médanos, Reserva Municipal Faro Querandí hasta la Reserva Mar Chiquita inclusive, San Cayetano y General Dorrego; en la localidad de Mar del Sur, Marisol y en las dunas entre Necochea y Pehuén-Có. Los profesionales accedieron a las características de los movimientos de las lagartijas. Por ejemplo, el hábito de hundirse en la arena y nadar en ella ante la presencia de un depredador o pasar la noche escondido en la arena.

El avance de la “civilización” provoco cambios en los hábitos reproductivos de la especie: “Ante una mortalidad mayor de individuos, incorporan la estrategia de poner huevos dos veces al año y hasta siete huevos en cada ocasión”, explicó Kacoliris. Sin embargo, la ubicación de los nidos es altamente vulnerable ante los hábitos de un intruso: el hombre. Apenas a 30 centímetros de la superficie, los nidos no resisten el paso de los cuatriciclos. La circulación de vehículos provoca la compactación de la arena, impidiendo el enterramiento de los ejemplares.

“Se trata de una especie sin valor económico y es por eso que cuesta crear conciencia de la necesidad de cuidarla. Lo importante es saber que, como la de las lagartijas, la vida de muchas especies animales y vegetales está ligada a la preservación de las dunas. Y ese es el punto sobre el que nos interesa crear conciencia”, enfatizan los investigadores.

Quienes trabajan en la defensa de esta especie consideran necesario declararla monumento natural, a fin de implementar medidas para su protección de manera conjunta entre la Provincia y los municipios. Su conservación apunta a cuidar los hábitat costeros en general, con toda la flora y la fauna nativas unidas a ella.


http://www.calp.com.ar/index.htm - 01/12/2010

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