C O M U N I C A C I O N E S
Envases vacíos de agroquímicos: Un problema
ambiental
Autor: Ing. Agr. Carlos Leonardi
Fundación ArgenINTA
Fundación ArgenINTA
En la agricultura moderna, se trata de controlar las plagas
que afectan a los cultivos de la manera más racional posible.
En los países mas avanzados practican lo que se ha dado en
llamar la agricultura integrada, priorizando las medidas que permiten disminuir
al mínimo la utilización de plaguicidas.
Utilizando variadas técnicas se logra la disminución del
número de tratamientos y de dosis a emplear para controlar plagas o malezas,
menor contaminación de los productos obtenidos y un mejor cuidado del medio
ambiente. Hay que tener presente que, mejor que aprender a usar bien un
plaguicida es aprender a no utilizarlo.
No obstante lo dicho, resulta evidente que la agricultura
integrada no reniega del uso de los plaguicidas. Hace hincapié en la utilización
eficiente y este uso genera envases vacíos de los productos.
¿Qué hacemos con estos recipientes? De su correcto manejo
dependerá que no se transformen en fuente de contaminación o riesgo toxicológico
para el propio usuario o para el público en general.
Una de las alternativas es reciclar, pero he aquí lo grave de
la situación, ya que no es lo mismo un envase que ha contenido una bebida (agua,
refresco, etc.) o algún elemento de limpieza, que aquel que ha contenido un
plaguicida, pues éste de por sí es un elemento peligroso por definición, que se
mantiene en los remanentes que quedan en el envase supuestamente "vacío".
Ya sea por ignorancia, displicencia o irresponsabilidad son
entregados a quienes, recorriendo los campos, ofrecen comprarlos o retirarlos
para su reciclaje junto a otros plásticos inocuos de diversos orígenes. Se
pierde así toda posibilidad de conocer su destino final, que bien pueden ser
desde bolsas para residuos, artículos de jardinería y hasta por qué no,
juguetes, mamaderas o chupetes…
Lo que no se debe hacer es abandonarlos en caminos vecinales o
ríos y arroyos o acumularlos en algún lugar del establecimiento rural. Este
proceder genera riesgos graves de toxicidad al permitir a otras personas, tomar
contacto con los remanentes de plaguicidas por accidente al reutilizar los
atractivos envases; o simplemente al ser arrastrados (estos remanentes) por las
lluvias contaminando las napas de agua subterráneas, que son las mismas que se
utilizan como fuentes de agua potable para la comunidad. Tampoco hay que
quemarlos, ya que los humos generados por el material plástico quemado,
contienen componentes de muy alta toxicidad como dioxinas y furanos, que
resultan más tóxicos que los remanentes de plaguicida que pudieran contener.
¿Cómo procedemos?
En principio evitar que los envases vacíos contengan
remanentes de plaguicidas procediendo a su lavado (enjuague) en el mismo momento
en que el producto es cargado en la máquina pulverizadora para su utilización.
Es decir, una vez que aparentemente ha sido descargado todo el plaguicida en el
depósito de la máquina, proceder a enjuagar enérgicamente el envase incorporando
el agua de lavado también en la pulverizadora. Con este proceder se tendrá no
sólo la ventaja económica de utilizar la totalidad del producto adquirido al
darle su verdadero destino, sino también se evitará los riesgos de contaminación
y toxicológicos ya señalados.
Una vez lavado, se procederá a su inutilización mediante el
perforado del fondo, para evitar su potencial reutilización para cualquier
destino, pues hoy será para rellenarlo de combustible pero mañana se escapará
para ser utilizado en agua para riego o para bebida de animales y por qué no,
para otro personal ligado al establecimiento, con el consecuente riesgo
toxicológico.
Después habrá que tomar contacto con los Centros de Acopio que
ya están funcionando en varios lugares de la región del sudeste bonaerense,
ligados a organismos oficiales como municipio, INTA, MAA, Universidades o
privados como Cooperativas o Centros de Profesionales. Allí se procederá a
compactarlos para ser llevados a donde se los reciclará en elementos que
aseguren un muy bajo impacto ambiental como por ejemplo, tubos de recubrimiento
de cables de alta tensión o de fibra óptica que se utilizarán enterrados en el
suelo en banquinas de rutas y caminos. En estos Centros se extenderá a quien lo
solicite, un recibo oficial que contribuirá también a cumplimentar las normas de
las Buenas Prácticas Agrícolas exigidas en la comercialización.
Es importante entonces darse cuenta de que, contribuir a dar a
estos residuos rurales peligrosos un destino final preciso y controlado, es lo
que se debe hacer, es el manejo correcto, evitando males mayores para el
beneficio del medio ambiente que debemos cuidar, y de toda la población
involucrada.
29/01/2007
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