jueves, 6 de octubre de 2016

la naturaleza en claromecó ...

Para Conservar la Naturaleza en Claromecó
por Marcelo Canevari (*) 




imágen de http://www.ecoregistros.org/site/imagen.php?id=48776


Carta de Lectores en La Voz del Pueblo


Señora directora:
Desde hace más de 40 años voy a Claromecó. Paso allí mis veraneos y lo visito muchas veces durante el año. Tantos de mis recuerdos están ligados a este sitio que lo considero "mi lugar en el mundo". Estos recuerdos tienen mucho que ver con encuentros y con afectos, de juegos en la playa con mis hijos y caminatas con mi mujer, de asados, conversaciones con amigos y lecturas.
Pero guardo también en mi memoria muchas otras vivencias, la mayoría de las veces sin otra compañía que la de los binoculares o la cámara de fotos, en algunos de mis sitios favoritos, rodeado de la deslumbrante naturaleza pampeana. Son recuerdos de momentos mágicos y difíciles de explicar, Es muy difícil describir la emoción que transmite un verdón cantando sobre un florecido penacho de cortadera en un verano tardío o el de una pareja de hurones asomados entre curiosos y asustados a la entrada de su cueva en el borde del espartillar.
Es debido a esos intensos momentos, vividos tantas veces, que deseo que todos, hoy y en el futuro, tengan la oportunidad que yo tuve. Me siento por ello en la obligación de opinar y sumar comentarios a la polémica generada por la pasada de una máquina por el borde del arroyo.
Es que en los últimos años el tan querido arroyo Claromecó ha perdido para mí gran parte de su encanto. El camino se ha ido ensanchando, dejando más y más lugar a los vehículos a costa del cortaderal y de sus aves. Poco a poco han ido disminuyendo los vistosos pico de plata, de negro plumaje que llegan cada primavera a criar en el pajonal. Son ahora más escasos los pecho colorado y las cachirlas que volaban a mi paso. Hace ya tiempo que no veo allí al espartillero pampeano.
Muchos de estos maravillosos seres han perdido su ambiente. Porque cada ser vivo requiere de un ambiente específico. No podemos hacer vivir a un cachilo canela en un pasto cortito, donde si podrán andar en cambio los teros o las calandrias. Al destruir pajonales o cortaderales, además de perder hermosos paisajes, perdemos todas las especies que dependen de este ambiente.
Entiendo la postura de quienes quieren tener una vista panorámica de algún sector del arroyo y también un sitio donde sentarse a matear o pescar. Es por eso que la gran experiencia mundial en el manejo de espacios naturales recomienda la planificación y la zonificación. Cuidados diseños, que mantengan espacios para que la naturaleza continúe manifestándose y sectores de estacionamiento y descanso, junto a senderos bien pensados para caminar, descubrir y gozar del ambiente y de toda la vida que alberga.
Todos queremos aprovechar este lugar, aunque a veces sea de diferentes maneras. Pero mi manera, como la de muchos otros, es conservando la naturaleza de Claromecó. No quisiera verlo transformado en uno más de los balnearios costeros que han dejado de percibir el maravilloso mundo silvestre, para transformarse únicamente en la "movida" o el "hit" del verano. Y es ésta una deuda del patrimonio natural.
Todavía estamos a tiempo de mantener esta riqueza y no pierdo las esperanzas de que llegue el día en que se tome conciencia del inmenso valor que tenemos en los médanos vivos y en las lagunas contorneadas de hunquillares y juncales, habitadas por cientos de especies, y que logremos crear, de manera participativa, la reserva natural que merecemos.
Estoy seguro que las próximas generaciones nos agradecerán si, con el aporte de cada uno, logramos mantener la hermosa diversidad que recibimos en herencia.



 (*) Vicepresidente segundo de Aves Argentinas-Asociación Ornitológica del Plata. Ex director nacional de Conservación de Areas Protegidas de la Administración de Parques Nacionales

de: lavozdelpueblo.com.ar - 04/10/2016



No hay comentarios:

Publicar un comentario