La «industrialización» del océano provocará extinciones masivas de especies
Un estudio advierte de que el uso que estamos haciendo de los mares puede conducir a una transformación a gran escala, como ha ocurrido con los ecosistemas terrestres.
Las granjas de peces, los grandes buques con enormes redes, las prospecciones en el subsuelo marino son solo algunos ejemplos de lo que algunos científicos ya llaman la «revolución industrial» marina que podría causar daños sin precedentes a los océanos y las especies que en ellos habitan. Ésta es la conclusión de un estudio liderado por investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara, que revela que los mismos patrones que condujeron al colapso de poblaciones de la fauna terrestre se están produciendo ahora en el mar.
Según cuentan en la revista «Science», durante los últimos 500 años la actividad humana ha forzado la desaparición de unas 500 especies terrestres de animales. Aunque en el océano los números no son tan graves -los científicos hablan de 15 extinciones marinas documentadas, como la foca monje del Caribe y la vaca marina de Steller- esto no significa que no vayan en esa dirección. La realidad es que en la actualidad las poblaciones de vida silvestre en los océanos son tan saludables como lo eran las terrestres hace cientos o miles de años. Sin embargo, advierten los investigadores, esto puede estar a punto de cambiar toda vez que los próximos 100 años prometen presentar grandes desafíos para la vida marina.
Así, el estudio compara los usos que estamos haciendo ahora mismo de nuestros mares con la Revolución Industrial en tierra: las grandes extensiones de tierras de cultivo y la aparición de las fábricas fueron ganando terreno a los bosques y agotando recursos extraídos del subsuelo, llevando a muchas especies terrestres a la extinción. En el océano, sin embargo, la pesca continuó dependiendo de pequeños barcos que faenaban cerca de la costa y con artes tradicionales. «Pero mucho ha cambiado esto en los útlimos 200 años, nuestra caja de aparejos se ha industrializado», explica Douglas McCouley, profesor de Ecología y Biología Marina de la Universidad de California y autor principal del estudio.
Prospecciones en el fondo marino
Ahora, los ecosistemas frágiles como los manglares están siendo sustituidos por granjas de peces, que se espera que proporcionen la mayor parte del pescado que consumimos en un plazo de 20 años. Los buques arrastreros han «arañado» el fondo del mar, afectando a más de 50 millones de kilómetros cuadrados y convirtiendo zonas de la plataforma continental en lo más parecido a una escombrera. Las ballenas ya no pueden ser cazadas sin control pero ahora chocan con enormes buques portacontenedores. Y las operaciones mineras están a punto de transformar el océano: los contratos para exploraciones en el fondo marino cubren ya más de un millón de kilómetros cuadrados bajo el agua, cuando en el año 2000 eran igual a cero.
Los océanos son tan grandes que sus ecosistemas pueden parecer inmunes al cambio. Pero no lo son. Según McCouley el registro fósil muestra que los desastres globales ya han destrozado los mares antes: «Las especies marinas no son inmunes a la extinción a gran escala».
Según los investigadores, el aumento de la utilización industrial de los océanos y la globalización de su explotación amenaza con dañar la salud de las poblaciones de fauna marina, por lo que la situación en los océanos es tan sombría como en tierra. «Todas las señales indican que podríamos estar iniciando una revolución industrial marina. Nos estamos preparando para reproducir en los océanos el proceso Armagedón de la vida silvestre que hemos diseñado en la tierra», dice gráficamente McCouley.
Pero todavía hay tiempo para evitar un desastre a gran escala, advierte el estudio. Los océanos del mundo tienen la capacidad para revertir la crisis actual de pérdida de fauna marina y las próximas décadas son determinantes para ello. Una solución pasa por crear reservas en grandes áreas de océano, donde no esté permitido ni la pesca ni el desarrollo industrial, pero también «medidas creativas y eficaces para manejar el daño infligido a la fauna en las zonas entre reservas», dice Robert Warner, coautor del estudio. (Por A. Acosta; ABC – España)
de: nuestromar.org - 19/01/15
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